Muchos padres se preguntan cuándo empezar a llevar a los niños al dentista, si realmente existen tratamientos preventivos y efectivos, si vale la pena prestar atención a las cavidades en los dientes de leche o si el posicionamiento de los dispositivos de corrección debe hacerse antes de que los pequeños crezcan.
A partir de los tres años cuando es conveniente que un niño visite a un dentista periódicamente, allí identifican problemas dentales y, cuando sea necesario, intervienen para guiar los dientes que van a erupcionar. La ortopedia dentofacial es responsable de corregir algunas maloclusiones que pueden ocurrir durante el crecimiento del niño.
Los tratamientos ortopédicos buscan modificar el patrón de crecimiento de los huesos. Si el niño tiene algún problema de crecimiento en alguna parte, la ortopedia tratará de estimular el desarrollo de esa área. Por el contrario, si hay un crecimiento excesivo de cualquier región, será una cuestión de redirigir ese crecimiento de una manera más favorable para el paciente.
Este tipo de tratamiento se debe realizar a una edad temprana, mientras el niño está creciendo, no siendo efectivo después de la pubertad.
Los siguientes signos pueden alertarlo si su hijo debe someterse a un examen con el ortodoncista:
Pérdida temprana de dientes temporales (leche).
Retención tardía de dientes temporales (no se caen).
Dificultad al morder.
Si su hijo respira por la boca (respirando por la boca).
Hábitos orales como chuparse el dedo o el labio, uso prolongado de un chupete.
Dientes en mala posición
Dientes sin espacio para erupcionar.
Ruidos al abrir la boca
Dificultades al hablar
Los dientes anteriores no hacen contacto cuando muerden.
La mandíbula muy fuera o muy retrasada (mentón pequeño).
No todos los casos deben tratarse a una edad temprana, pero un buen diagnóstico a tiempo ayuda al ortodoncista a determinar cuándo se debe tratar para obtener un mejor resultado y en menos tiempo. El término que se utiliza para indicar que los dientes y las mandíbulas no coinciden correctamente es el de maloclusión. La mayoría de las maloclusiones son hereditarias, aunque también se pueden adquirir, por ejemplo, por hábitos, por mala posición de la lengua, por dificultad respiratoria, por pérdida de dientes de leche, etc.
Un tratamiento temprano se divide en tres fases:
– Ortopedia funcional: se corrigen los problemas de crecimiento maxilar y mandibular y nos ayuda a armonizar las estructuras faciales debido al equilibrio de todos los tejidos blandos que rodean los dientes. Por lo general, son dispositivos removibles y no tienen que llevar al niño las 24 horas del día, dependiendo de cada caso
– Fase de observación: revisiones cada 3-6 meses para vigilar la erupción de los dientes definitivos.
– Fase ortodoncia final: no siempre es necesaria. En ella normalmente se colocan brackets y por tanto es necesario la erupción de todos los dientes definitivos